"La situación de Jules en
desesperada. Cada vez que suena el teléfono, sabemos que puede ser del hospital
para decirnos que ha muerto", señala Philippe Bianchi en una entrevista en
'La Gazzetta dello Sport' de este martes.
El progenitor del francés reconoce
"Hay veces que le miro tumbado en la cama, sin un rasguño, y quiero darle
un beso en la mejilla y decirle: 'Vamos levántate', ¿qué estás haciendo ahí
tumbado? Vámonos de Japón Jules, nos vamos a casa", se sincera.
De todos modos, tiene claro que su hijo
"ganará la calificación de la vida". "No va a abandonar, estoy
seguro de eso, le puedo ver, le creo. Le hablo, sé que me escucha",
afirma. "Los doctores nos han dicho que esto es ya un milagro, nadie ha
sobrevivido a un accidente tan graves. Jules lo dará todo. Andrea, su
entrenador, dice que si hay una persona que puede hacer que pase con su deseo,
es Jules", prosigue Philippe Bianchi.
Este apunta que los médicos les dijero
que "las primeras 24 horas eran cruciales". "Luego se
convirtieron en 72 y ahora todavía estamos aquí, con Jules que es quien está
luchando", subraya. "Es muy grave, pero su estado es estable. Un día
parece mejor, otro menos bien. Las daños son graves, pero no sabemos cómo va
evolucionar", prosigue.
Cuando pasó el accidente, el padre del
piloto de Marussia se preguntó "lo que todo el mundo". "¿Por qué
no nos dicen más cosas? Ahora lo entiendo. Todos me preguntan cómo está Jules,
pero no puede responder, no hay respuesta", lamenta.
En estos momentos tan duros, Philippe
Bianchi agradece "enormemente" las muestras de apoyo del mundo de la
Fórmula 1. "Muchos me han escrito, Alonso, Vergne, Massa nos han escrito
mensajes de ánimo. Hamilton me ha escrito un correo sensacional en el que me
dice que si puede hacer cualquier cosa ahí está. Rossi y Márquez también nos
han escrito", comenta.
Una de las esperanzas a las que se agarra
es el caso de Michael Schumacher. "Llevó meses que saliese del coma, pero
he leído que Jean Todt (presidente de la FIA) espera que pueda tener cerca de
una vida normal. Un día, espero poder decir lo mismo", desea.
"Es duro, es una semana la vida de
esta familia ha sido destruida. Estamos viviendo una pesadilla en un lugar muy
lejos de nuestra casa. Quizás cuando Jules esté mejor nos podamos mover de
Tokio y las cosas sean más sencillas. Pero quien sabe lo que sucederá, si
sucede. No tenemos certezas, sólo podemos esperar", sentencia el padre del
piloto francés.
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