Desde Maranello, parece que se están dedicando a enfriar las expectativas
sobre el nuevo monoplaza
Se acerca el día de las
presentaciones, y sobre todo se acerca la fecha marcada en rojo por todos los
equipos. El 19 de Febrero, día que en que podremos ve por primera vez a todos
los monoplazas rodando por el asfalto del Circuit de Barcelona-Catalunya en la
primera jornada de test invernales.
Todos sabemos y como
repetiremos mil y una vez en las próximas semanas, que lo que veamos en el
trazado del Circuit, es posible que poco tenga que ver con lo que luego podamos
ver en la primera carrera en Melbourne. Pero si es cierto que nos servirá para
al menos, empezar a hacernos una idea de lo que nos espera.
La temporada pasada, y
tras los 8 días de pruebas en el trazado catalán, con más o menos énfasis,
todos pusimos a Ferrari en el escalafón más alto de favoritos para llevarse el
título y quizás nos dejamos llevar por las ganas que teníamos de que al fin,
alguien pudiera poner en jaque el aplastante dominio de los últimos años de las
flechas plateadas.
Y si bien es cierto, que
durante el 2019, pudimos ver que posiblemente el motor Ferrari era el mejor en
cuanto a rendimiento neto, también es cierto que eso no lo es todo y
finalmente, los Mercedes volvieron erigirse por sexto año consecutivo, como los
mejores.
Ahora encaramos una nueva
temporada, y en contra de lo habitual, parece que los inputs que nos llegan
desde Italia no son tan positivos como nos tienen acostumbrados, y parece que
desde el país transalpino, tengan ganas de rebajar un poco las especificativas,
al menos al inicio.
Desde hace semanas, nos
llegan diferentes informaciones, no sé si interesadas o no, sobre posibles
problemas con el llamado "proyecto 671", los cuales señalaban
que los datos obtenidos en el simulador
y las pruebas del túnel de viento no habían impresionado a los ingenieros de
Ferrari.
El gran objetivo de
Ferrari este año es lograr resolver el gran problema que tanto les lastro en
2019, la alta inestabilidad en la parte trasera del SF90, en particular en la
frenada.
Para ello se ha trabajado
para dotar de una mayor carga aerodinámica al nuevo bólido, con la idea que la
parte trasera del coche sea menos inestable. Lo cual significa también más
empuje vertical, lo que debería permitir que los neumáticos tengan una mayor
ventana de operación. Además dispondrá de una suspensión delantera controlada
hidráulicamente, algo que estará prohibido en 2021. Mientras que el morro
adoptará una capa más grande (estilo Mercedes) en la ranura de lo que se vio en
la evolución del SF90 en Singapur.
En la parte trasera, la
modificación sustancial se referirá a la caja de cambios. La cual se rediseñará
para favorecer una mayor aerodinámica y mejorar la eficiencia del extractor,
para así ahorrar peso con la misma rigidez estructural.
También hemos conocido
que Ferrari ha decidido realizar los test con dos coches que tendrán
configuraciones totalmente diferentes. En la primera semana de test, rodarán
con el monoplaza de la presentación y en la segunda, montaran el que
supuestamente será el paquete aerodinámico del Gran Premio de Australia.
Así Ferrari seguirá la
misma estrategia de Mercedes del año pasado, para no repetir el jarro de agua
fría que se llevaron en Melbourne, tras una pretemporada que prometía mucho.
Sin duda, parece que
queda bastante claro que al contrario de lo habitual, este año los de Maranello
está yendo con pies de plomo, y quieren asegurar todos sus pasos.
Pero tanta cautela e
incluso estas filtraciones tan descorazonadores, son del todo reales? O es que
desde el equipo italiano quieren escondernos algo? Lo empezaremos a descubrir
en 18 días y sobre todo a partir del 15 de Marzo.
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