Hoy hemos conocido la triste noticia que el profesor Sid Watkins ha fallecido a los 84 años, pocos días después de su cumpleaños. El que fue delegado médico y de seguridad de la FIA durante 26 años deja un legado incontable en cuanto a los avances en seguridad en la pista, pero también en protocolos de rescate y actuación en caso de accidente.
Originario de Liverpool, Sid Watkins era un renombrado neurocirujano que sirvió a la Fórmula 1 como médico delegado desde 1978 hasta el 2004, mientras trabajaba también como doctor en el Royal London Hospital (Whitechapel Hospital) de Londres.
Junto a Bernie Ecclestone, 'el Profesor' revolucionó la seguridad de la F1. Realizó cambios en esta materia a pesar de encontrarse con las barreras de los propios dueños de los circuitos durante la década de 1970 para intentar frenar la mortalidad de los pilotos.
Watkins fue nombrado presidente del Comité de Seguridad de la FIA, creado en 1994 tras la muerte del Roland Ratzenberger y de Ayrton Senna, y después el grave accidente que sufrió Rubens Barrichello.Era el primero en atender a los pilotos.
En 2002 le nombraron Oficial del Imperio Británico (OBE) y en 2004, el Profesor se convirtió en el primer presidente de la Fundación de la FIA para el Automóvil en la Sociedad. Un año después, el británico se retiró de sus labores como médico dentro de la FIA, aunque continuó como presidente del Comité de Seguridad de la Federación. Pionero en multitud de aspectos que hoy consideramos algo básico para preservar la integridad de pilotos y espectadores, Sid Watkins era un ser afable, pero práctico y directo. Poco amigo de dar excesivos rodeos en grandes discursos, es también muy conocido por su estrecha relación con Ayrton Senna desde que se encontraron por primera vez. Aunque al principio tuvieron algún roce, el profesor Watkins sería una pieza clave en el mundo de Senna, en sus últimos años de vida.
Como se ve en el documental sobre la vida de Senna,Watkins intentó convencer al brasileño de que se retirase tras el accidente de Ratzenberger, 24 horas antes de su muerte. "¿Qué más quieres? Has ganado tres veces el campeonato y eres actualmente el piloto más rápido. Vámonos a pescar", le dijo, aunque Senna le contestó: "Sid, hay cosas sobre las que no tenemos control y no podemos dejar de hacerlas. Seguiré adelante".
Cuando Watkins empezó a mejorar la seguridad de los circuitos estadounidenses, el panorama eran una enfermera muy guapa, bocatas, botellas de cerveza y una barraca de madera sin apenas material. ¿Y los médicos? Sentados junto a las ambulancias con un fonendoscopio al cuello, lo que en sus palabras "sirve muy poco en un accidente de carrera". ¡Cómo han cambiado las cosas desde entonces! Sólo hay que pensar en un accidente como el de Kubica en 2007, donde un tobillo dañado fue un precio muy bajo que pagar: veinte años antes, probablemente hubiera sido una vida
A finales de los años 70, Watkins trabajaba como neurocirujano en un hospital de Londres cuando Bernie Ecclestone le ofreció cuidar de los pilotos de su Gran Circo. Pronto, la barraca de madera dio paso a hospitales en las pistas y a un coche médico equipado con todo lo necesario para salvar una vida (e incluso con sus puros favoritos). Ecclestone se volcó tanto que no dejaba que empezase una carrera, ni siquiera unos entrenamientos libres, si faltaba el helicóptero de rescate. "Jugó un papel decisivo; sin él, nada habría funcionado".
Pronto, el mundo de las carreras empezó a agradecer la presencia del neurocirujano y los grandísimos avances en seguridad que trajo consigo, aunque tampoco él se libró de los peligros de la pista en muchos de sus rescates: en una ocasión se rompió un tendón por ir corriendo hacia un accidentado Nigel Mansell quien, ileso, simplemente decidió quedarse quieto en el 'cockpit'. Su opinión fue clara: "¡Serás mamón!" También vivió el accidente mortal de Paletti, en 1982, viéndose envuelto en llamas cuando la gasolina se filtró. Sus manos fueron la única parte del cuerpo que resultó quemada; se había quitado los guantes para intentar salvar la vida del piloto. Ese mismo año, junto a la esposa del piloto, tomó la dura decisión de dejar descansar en paz a Gilles Villeneuve cuando quedó claro que no iba a sobrevivir a sus heridas.
En la otra cara de la moneda, una más positiva, está el caso de Häkkinen y su gravísimo accidente en Adelaida, en 1995. Watkins le tuvo que practicar una traqueotomía a pie de pista y recuperarle de dos paros cardíacos. Y el finlandés no solo sobrevivió lo suficientemente recuperado como para regresar a la Fórmula 1, sino que ganó dos títulos. Aun hoy día, Watkins considera esta su experiencia más satisfactoria. "Soy un hombre completamente afortunado por haber tenido a Síd a mi lado, en el circuito y luego en el hospital. Nunca me alcanzará el tiempo para agradecerle lo que hizo por mi", fueron las palabras del piloto finlandés tiempo después.
Que descanse en paz "Sir" Watkins
No hay comentarios:
Publicar un comentario