El de Monza es un
circuito clave en la historia de la F1.Ejemplo fantástico de circuito de alta
velocidad, los viejos arboles del histórico parque de las afueras de Milán, han
sido testigos de algunas de las mejores carreras de todos los tiempos, pero
también de algunos de las accidentes más terribles ocurridos en la máxima
categoría. La lista de inolvidables victorias y terribles accidentes es muy
larga, y se combinan para hacer de Monza un circuito mágico
El circuito se caracteriza por el alto porcentaje del
trazado que los pilotos recorren con el acelerador a fondo, debido a las largas
rectas. El récord actual de la pista, en carrera, fue marcado en 2004 por
Rubens Barichello, con un tiempo de 1:21,046. Cabe destacar, que en este
circuito se ha batido la velocidad máxima de un monoplaza en un Gran Premio con
372,6 km/h, durante los entrenamientos libres del GP de Italia de 2005, por el
piloto Juan Pablo Montoya.
La pista original fue
construida en 1922 y se inauguro oficialmente el 3 de septiembre del mismo año.
Inicialmente, se utilizó un terreno de 3,4 km² con una pista de 10 km de
extensión, que se componía por una sección de circunvalación de 4,5 km y otra
de 5,5 km transitando rutas. 7 días más
tarde fue sede del segundo GP de Italia. En 1928, el GP se vio empañado por el
accidente más grave del deporte automovilístico italiano, perdiéndose la vida
del piloto Emilio Materassi y 27 espectadores. Debido a esto, los siguientes
Grandes Premios se vieron confinados a la sección del óvalo de velocidad hasta
1932.Nuevamente se sucedieron tres muertes en 1933 tras lo cual el trazado fue
modificado con el agregado de dos chicanes y la desaparición de las rectas más
largas.
Entre los años 1938 y
1939 se realizaron grandes remodelaciones y el trazado resultante, con una extensión
de 6,3 km, fue utilizado hasta 1954.
La Segunda Guerra Mundial
provocó la suspensión de los grandes premios hasta el año 48. Sin embargo no
sería hasta cinco años después de la creación de la Fórmula 1, en 1955, cuando
Monza sufriera el cambio total, quedando el circuito con un recorrido de 5,75
km y una sección de 4,25 km de alta velocidad con curvas peraltadas.
Los Grandes Premios de
1955, 1956,1960 y 1961 se realizaron en Monza, pero la tragedia volvería a
hacerse presente en este último caso, con la muerte en un accidente de Wolfgang
von Trips y 11 espectadores. Esto hizo que se agregaran nuevas barreras de
seguridad, y que la zona de reaprovisionamiento de combustible se alejara de la
pista aún más.
Desde 1966, el circuito
albergó carreras de automovilismo y motociclismo, pero en ambos casos las altas
velocidades que se alcanzaban llevaron al agregado de nuevas chicanes. En el
año 1978 en la Fórmula 1, muere el piloto Ronnie Petersson. Tras una
accidentada salida, Peterson no pudo controlar
el vehículo y el Lotus que conducía terminó empotrado contra las
barreras y se prendió fuego. Pese a que estaba atrapado, Hunt, Regazzoni y
Depailler intentaron liberar al sueco del amasijo de chatarra antes de que
sufriera más que ligeras quemaduras. Consiguieron sacarlo y lo dejaron,
consciente, en medio de la pista, con sus piernas severamente lesionadas a la
vista de todos.
Las nuevas tecnologías
permitieron alcanzar nuevamente altas velocidades, por lo cual la pista debió
ser modificada sustancialmente en 1979 con el agregado de pinos, zonas de
escape y barreras de cubiertas. La infraestructura fue mejorada en general, y
se realizaron trabajos adicionales sobre la seguridad del circuito.
En los años 90, las tres
curvas principales fueron "apretadas" para reducir velocidades, lo
cual llevó la extensión del trazado a 5,77 km.
En el año 2000 las dos
primeras chicanes fueron removidas y reemplazadas por una sola chicane
derecha-izquierda, y la Curva Grande fue renovada y rebautizada como Curva del
Biassono.
En su actual
configuración, Monza es el circuito más rápido del Mundial, y un desafío para
pilotos y equipos. La velocidad media supera los 250 km/h y en cuatro puntos
diferentes se alcanzan los 330 km/h. Precisamente por la longitud de sus
rectas, los monoplazas ruedan en Monza con una configuración aerodinámica muy específica para este
circuito, con muy poca carga aerodinámica como sea posible sin comprometer la
estabilidad en las frenadas. El agarre se sacrifica para lograr una mayor velocidad.
Las largas rectas hacen
que los motores estén sometidos a grandes esfuerzos debido a que más del 75% de
la vuelta se hace a fondo, y los frenos también sufren mucho debido a sus
fuertes frenadas. Otro punto importante
son las suspensiones, ya que pasar por encima de los pianos en las chicanes y
poder acelerar lo antes posible es esencial en este circuito.
Os invito a dar una
vuelta al trazado: Cuando los monoplazas cruzan la línea de meta se lanzan a
más de 300 km/h hacia la Variante del Rettifilo (c. 1-2). La frenada es muy
fuerte ya que llegan a 340km/h y se reduce de séptima a primera, para pasar por
la primera curva a unos 85km/h. La entrada es muy tardía porque se debe
sacrificar un poco la salida y tomar el giro a la izquierda que compone la
segunda parte de la chicane y que se pasa a 74 km/h.
Al salir de la primera
Variante los coches vuelven a acelerar a fondo y empiezan a engranar marchas de
nuevo para tomar el giro rápido de derechas de la Curva Biassono (c. 3), con el
gas a fondo y alcanzando los 305 km/h en la salida del viraje y llegando a la
frenada de la Variante della Roggia (c. 4-5) en séptima velocidad a 330 km/h.
Una vez pasado el puente se frena para pasar la chicane izquierda-derecha. El
primer ángulo se toma a 120 km/h y el segundo a 133 km/h, ambos en segunda
velocidad.
La aproximación a la
Curva di Lesmo (c. 6-7) es bastante corta, pero se llega a mas de 133km/h hasta la entrada del giro de derechas,
momento en el que se frena y se lanza el coche a la derecha. En esta frenada se
pasa de la quinta a la cuarta marcha y de los 264 km/h a 193 km/h. La siguiente
curva es la segunda parte de la Curva di Lesmo, más complicada que la
precedente, se llega en quinta a 260 km/h y se frena a 178 km/h, en tercera
velocidad.
La bajada que se inicia
en este punto lleva a la rápida Curva del Serraglio (c. 6) que se toma a la
izquierda a fondo, pasando en sexta a 304 km/h. De aquí los pilotos se lanzan
rápidamente hacia la Variante Ascari (c. 8-9-10), pasando por debajo del puente
de la Curva Norte del óvalo antiguo y a poco menos de 100 metros de la chicane
reducen velocidad. Frenan de 332 km/h a 169 km/h para tomar la primera curva de
la Variante Ascari. El giro de izquierdas de noventa grados que lleva a una
larga curva a la derecha que se toma acelerando y subiendo marchas y muy
enganchados a la zona interior del giro y se lanzan a la izquierda en el último
ángulo de la Variante a unos 235 km/h.
La recta antes de la
Parabólica es muy larga y se alcanzan altas velocidades. El giro de izquierdas
es una de las zonas más bonitas de Monza. La frenada, bastante temprana ya que
es una curva que se abre en la salida, es importante: se ataca pronto, buscando
el exterior de la trazada para efectuar toda la segunda mitad por fuera
acelerando hacia la recta de meta. La salida es a 285 km/h en quinta con el gas
apretado a fondo.
Para esta carrera, y a
pesar de todo lo ocurrido en Bélgica, Pirelli ha confirmado su decisión de
llevar a la cita italiana, el compuesto blando y medio.
El trazado italiano
incorporará dos zonas de DRS: La primera en la larga recta de meta, con zona de
activación antes de entrar en la Parabólica (última curva del trazado),
mientras que la segunda se encuentra la curva Del Serraglio, una recta con algo
de curva entre la segunda curva Di Lesmo y la Variante Ascari. Su punto de
detección, estará precisamente entre las dos curvas Di Lesmo.
Hay que recordar, que la
continuidad de Monza en el calendario de la F1, está en entredicho. Sin duda,
sería una verdadera tragedia para el deporte, que se perdiera la cita italiana
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