La
labor de los frenos de los Fórmula 1 en el Autódromo Nacional de Monza bajo los
rayos X
Universalmente conocido como el “Templo
de la velocidad”, el Autódromo de Monza se construyó en 1922 para celebrar el
Gran Premio de Italia, hasta esa fecha se disputaba en el circuito
semipermanente de Montichiari. En los años Setenta, para limitar las
prestaciones de las monoplazas, se introdujeron 3 chicanes, bautizadas Varianti
(variantes).
El trazado de Monza pone a dura prueba el
sistema de frenos de los monoplazas. Las largas rectas y la ausencia de carga
aerodinámica, que reduce la posibilidad de descargar eficazmente el par de
frenado al suelo, dan lugar a unas apuradas de frenada muy bruscas y difíciles
de gestionar.
Según los técnicos Brembo, que han
clasificado las 21 pistas del Mundial utilizando una escala de 1 a 10, el
circuito de Monza se encuentra en la categoría de los más difíciles para los
frenos. Este circuito histórico italiano se ha merecido un índice de dificultad
de 8, curiosamente idéntico al valor obtenido por Sochi, la pista más reciente
del campeonato del mundo.
La labor de los frenos durante el GP
Aunque ya no se alcancen los picos de los
años 2000 (en 2004 Rubens Barrichello logró una pole position con Ferrari a 260
km/h de media), Monza sigue siendo la pista más rápida del Mundial: los
vehículos están con el acelerador a fondo durante 17 segundos consecutivos y
alcanzan una media de 250 km/h. Así que tampoco es muy sorprendente que el
tiempo empleado en la frenada corresponda solamente al 13% de la duración total
de la carrera.
Casi todas las 7 frenadas son realmente
duras, como confirma la deceleración media de 4,3 g, una de las 3 más altas del
Mundial. Sin embargo, la energía disipada en frenada es de 118 kWh, equivalente
al consumo de 18 máquinas de café trabajando sin parar durante toda la carrera.
Desde que baja la bandera de cuadros cada piloto ejerce una carga total en el
pedal de 40 toneladas.
Las frenadas más arduas
De las 7 frenadas del circuito de Monza
más de la mitad, es decir 4, han sido clasificadas por los técnicos de Brembo
como difíciles para los frenos, 2 son de dificultad media y 1 fácil.
La más complicada en absoluto es la de la
Prima Variante (curva 1), a la que llegan los coches después de haber tocado la
velocidad máxima: aquí los coches pasan de más de 360 km/h a 82 km/h en 1,65
segundos, en los que recorren 159 metros. En este punto los pilotos deben
realizar un esfuerzo notable: 5,8 g de desaceleración y una carga sobre el
pedal del freno de 177 kg.
Curiosamente, también antes de salir de
esta chicane, los pilotos recurren a los frenos pero de forma muy reducida: 24
kg de carga en el pedal y 70 centésimas de tiempo, necesarios para 5 km/h.
La otra grande reducción brusca de
velocidad se presenta en la Seconda Variante (curva 4): de 343 a 100 km/h en
133 metros, con una carga en el pedal de 163 kg. Las frenadas de las curvas 8
(Variante Ascari) y 11 (curva Parabolica) son superiores en términos de
desaceleración para los pilotos: 5,6 g la primera, 5,5 g la segunda.
Victorias Brembo
Los monoplazas con frenos Brembo han
ganado 22 de las 41ª ediciones del GP de Italia en las que han participado. La
mitad de estos éxitos los ha conquistado Ferrari, 5 con Michael Schumacher.
Tres veces ha ganado Sebastian Vettel, pero nunca con Ferrari.
No hay comentarios:
Publicar un comentario