El jefe de
McLaren asegura que ese fue el sentimiento del asturiano al darse cuenta de que
no Honda no había avanzado, sino que incluso había retrocedido respecto a 2016
La temporada que hace unas semanas hemos dejado atrás, y a
pesar de una ligera, pero visible mejora en la parte final del año, podemos
calificarla para el binomio Mclaren-Honda de verdadero desastre.
A pesar de que el fabricante nipón, y en voz del que era la
cabeza visible del proyecto, Yusuke Hasegawa calificara el nivel del motor
Honda como "decente", no escapa a nadie que tras tres años de
proyecto, la palabra decente se queda corta, muy corta, y que como mínimo
deberían haber estado para luchar por el TOP 5 de manera habitual.
A mediados del pasado mes de septiembre, este culebrón
desencadeno en un divorcio, y el año próximo McLaren montara motores Renault,
con la esperanza de lograr mejores resultados, cosas que está por ver.
Estos días es momento de echar la vista atrás y hacer
balance. Eric Boullier, jefe del equipo Mclaren, y en declaraciones a
MotorSport, nos explica lo que sintió Fernando Alonso, cuando al llegar a los
test invernales de Barcelona y ver que el nuevo concepto de motor de Honda, en
lugar de ser un paso adelante, fue un paso atrás tanto en términos de
rendimiento como de fiabilidad.
"Fernando como un gran competidor que es, durante el
invierno se prepara mentalmente. Se hace una idea en su cabeza de cómo debería
ir la temporada y eso le motiva más porque se fija sus propios objetivos.
Llegar a los test de Barcelona, y encontrarse una situación
inesperada en cuanto a rendimiento del motor, fue una mezcla de tristeza,
humillación y frustración. No fue positivo."
El GP de Singapur, fue uno de los momentos en los que Alonso
se sintió más frustrado. Esa carrera estaba marcada en rojo para todos los
integrantes del equipo, ya que era posiblemente la oportunidad más clara para
poder estar en la parte alta de la clasificación, el mismo Fernando llego a decir que tenían muchas
posibilidades incluso de alcanzar el podio. Pero por desgracia la cosa acabo
mal, o mejor dicho, empezó mal, ya que famoso incidente entre Vettel,
Verstappen y Kimi, hizo que de rebote el MCL32 del asturiano acabara fuera de
carrera.
Al bajarse del coche, y al llegar a su habitación, el
asturiano soltó un puñetazo de rabia, realizando un agujero en la pared,
Boullier explica lo sucedido:
"Algunas veces tiene que demostrar su frustración, es lógico,
pero sigue comportándose como en el pasado cuando ganaba carreras. Es la
tensión lógica después de una carrera. Eso fue lo que pasó.
Tiene esa rabia por dentro de saber que puede hacerlo mejor.
Sabe que puede ser el mejor y necesita demostrarlo. Creo que el día que vuelva
a ganar, también golpeará una pared."
Para finalizar, Boullier asegura que el hambre de victoria
del asturiano sigue ahí, y que está seguro que si consiguen darle un coche para
luchar, no cederá ni una pulgada:
"Siempre le comparo con un tiburón. Cuando huele la sangre,
va directo a por ella. Por eso, si siente que puede estar en el podio o ser lo
suficientemente competitivo como para estar allí, no cede ni una pulgada a
nadie. De esta manera la presión recae sobre el equipo, pero es una presión
positiva".
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